Como cada 1° de agosto, el Centro Municipal Distrito Oeste compartió junto a vecinas y vecinos de la jurisdicción el ritual de la caña con ruda en el marco de la celebración de la Pachamama. El encuentro se desarrolló en la explanada del minimunicipio, ubicado en Av. Pte. Perón 4602, y contó con música y danza litoraleña, chipá y pan casero, además de un espacio para la venta de la tradicional bebida a cargo de emprendedores locales. La intervención comenzó con la música del Dúo Spizzirri-Finocchiaro, jóvenes músicos rosarinos que interpretaron las canciones 'La equivocada' de los hermanos Abalos, 'Cuando muere el angelito' de Raúl Carnota, 'Pescadores de mi río' de Chacho Müller, y las canciones de autoría propia 'Esperando' y 'La Desafiante'. Luego, llegó el chamamé de la mano de Milagros Miño en acordeón, acompañada de los músicos Darío Miño en guitarra y recitado y Roque Domínguez en guitarra, con las canciones 'La llorona', 'Gato moro', 'Laguna totora' y 'Curuzú Cuatiá', entre otros clásicos de la música litoraleña. En el transcurso, integrantes del equipo de Cultura del distrito ofrecían los tres tragos de caña con ruda a vecinas y vecinos que se acercaron para compartir un momento distendido. Finalmente, la agrupación de danza Irupé de Villa Gobernador Gálvez bailó los mejores chamamés del repertorio de música litoraleña, acompañada por las palmas del público. La directora del CMD Oeste, Julieta Saracini, valoró: “Esta celebración es una oportunidad para recrear costumbres de los pueblos originarios, en este caso el ritual de la ruda para alejar los males de invierno, lo hicimos creativamente y con respeto hacia a estas tradiciones que conviven en nuestro distrito”. La tradición y el ritual Desde el municipio se promueve el respeto y preservación de los usos y costumbres de los pueblos originarios, de quienes se recoge el ritual para homenajear a la Pachamama. Distintas comunidades originarias hacen suya la celebración con sus particularidades, todas basadas en el calendario agrícola y el movimiento cíclico de la naturaleza que hace de agosto un mes de renovación de la tierra. El ritual representa la reciprocidad de energías entre la tierra, el hombre y el cosmos. Con el correr de los años se afianza esta liturgia como parte de la cultura local, sumando a más rosarinos. Quienes conocen la tradición guraraní, recomiendan beber tres tragos en ayunas el 1° de agosto y un trago por día a lo largo del mes para ahuyentar los males del invierno. También convidar a la madre tierra del jardín o maceta.